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‘De la era a la alta velocidad’, de Segundo Vallejo: así fueron los 50 años en Talgo del niño que un día soñó con ser ingeniero

14/12/2023

  • El libro se presenta en el madrileño Museo del Ferrocarril
  • “Con 20 años y ya en Madrid, tenía toda la vida para demostrar a mis padres que sus sacrificios tendrían compensación”
  • Accedió a Talgo como oficial de tercera categoría y llegó a ser Consejero

La primera escuela de Segundo Vallejo (1948), quien ocupó, entre otros cargos, el de director general de Talgo entre 2009 y 2018, no tenía paredes, ni pupitres, ni encerados, ni un horario fijo. Contaba, eso sí, con hoces, guadañas y rastrillos; y dos maestros: su padre y su tío, dos personas que marcaron su carácter y que sembraron en él la importancia del trabajo como medio para mantener a una familia. Visto con las lentes del siglo XXI, Vallejo creció en un tiempo difícil, incluso el agua corriente era todavía una promesa, pero en aquel pueblo de la Alcarria conquense llamado Canalejas del Arroyo, donde el ritmo de la vida lo marcaba la agricultura, también había espacio para soñar con un futuro mejor.

Cuando Vallejo rondaba los diez años contempló por primera vez el trabajo de una cosechadora mecánica y lo mucho que aquel artilugio facilitaba la labor a los agricultores. En ese instante supo que quería ser ingeniero.

A lo largo de las más de 400 páginas del libro ‘De la era a la alta velocidad’, que este jueves 14 de diciembre se presenta en el madrileño Museo del Ferrocarril, Segundo Vallejo relata cómo fueron sus primeros años en el campo, cómo se esforzó –él, pero también su familia— para poder ir a la escuela y sobresalir y cómo más adelante entró en Talgo para grabar su nombre en los principales proyectos que la compañía ha llevado a cabo en sus más de 80 años de historia.

«Con veinte años ya me había establecido en Madrid. Tenía por delante toda la vida para demostrar a mis padres que los ingentes sacrificios que hicieron por su hijo tendrían —ya tenían— una feliz compensación en lo conseguido y en lo que estaba por conseguir», relata el autor en el capítulo dedicado a sus comienzos en el mundo laboral alejado del campo.

Vallejo ha estado implicado en todos y cada uno de los proyectos de la compañía: desde oficial de tercera categoría en la reparación de aire acondicionado —puesto con que accedió a Talgo en septiembre de 1968— y hasta la Dirección de Operaciones, siendo además y finalmente Consejero de la Compañía. Su despedida profesional no pudo ser más brillante, al conseguir poner en el mercado la nueva generación de trenes de muy alta velocidad de Talgo, con máxima capacidad y con cambio de ancho para 330 km/h.

Ya antes había trabajado en los desarrollos de, entre otros, los trenes Talgo III, Talgo Pendular, Talgo XXI (récord mundial de velocidad con tracción diésel) y Talgo 350 (el primer AVE fabricado en España). Después de 50 años en Talgo –aproximadamente 110 000 horas de dedicación, según sus propios cálculos— y tras otros tantos en el campo, Vallejo asegura que “ya ha cumplido sobradamente con la sociedad”.