La distribución interior del modelo Avril de Renfe puede además ser modificada fácilmente para adaptarse a cada necesidad, ya que incorpora un sistema modular que permite cambiar la configuración de cada coche de forma sencilla y rápida.

Y lo harán de dos formas: en las infraestructuras de altas prestaciones al no desaprovechar, como ahora ocurre con los servicios de ancho variable en líneas de alta velocidad, una parte crítica de la capacidad disponible; y en las infraestructruras convencionales, al permitir trasladar directamente y de forma inmediata las mejoras en los tiempos de viaje que brindan las líneas de alta velocidad (en ancho de vía estándar europeo) a los usuarios de los destinos que todavía conectan con éstas mediante líneas convencionales (con ancho de vía ibérico).

Los trenes han sido diseñados para un funcionamiento de tensión múltiple, 1,5 y 3 kV en corriente continua y 25 kV en corriente alterna, además de incorporar diferentes sistemas de señalización y seguridad: ERTMS y ASFA para para la red española y TVM y KVB para la red francesa, lo que permitirá a Renfe operar los trenes a ambos lados de los Pirineos.

Se ha convertido así en la apuesta tecnológica de Renfe para extender en España el ferrocarril como medio de transporte limpio, sostenible, y con bajas emisiones, el mejor camino posible para una transición rápida a una economía baja en carbono.

El piso bajo continuo permite, además, cargas y descargas de pasajeros hasta un 20% más rápidas que en otros trenes comparables, reduciendo el tiempo que el tren está parado en la estación y por lo tanto los costes de operación.

Avril permite además extender la vida útil de las infraestructuras, puesto que la tecnología de rodadura de Talgo es extremadamente respetuosa con la vía, así como maximizar el retorno de la red: su capacidad interoperable es clave para la mejor utilización de una malla en expansión constante, llevando la muy alta velocidad incluso allí donde no llegan las nuevas líneas